Como entender uma nação que viveu o período ditatorial mais sanguinário da América do Sul,…
Migración de Venezuela
[:pb]Alrededor de 57.000 personas llegaron a la Argentina en 2017. Muchos argentinos, ajenos a la problemática que viven en Venezuela, los tildan de vagos y “ocupas”. Otros, ignorantes sobre lo que sucede, alegan que en Argentina existe una crisis nacional que destruirá al país, y a su futuro. Para los venezolanos que llegan, en cambio, Argentina es, según sus propias palabras, un paraíso.
SANTIAGO BASSO
DE BUENOS AIRES
Inmigrantes venezolanos establecidos en Argentina definen al país como un “paraíso” comparado a Venezuela, donde pueden desarrollarse y “dar lo que tienen” y no quedarse estancados en la situación “denigrante” de su país, según sus propias declaraciones.
De acuerdo a la Organización Internacional de Migraciones (OIM), el número de inmigrantes aumentó de 89.000 a 800.000 en dos años, un incremento del 900%. Sus habitantes definen la crisis como “una cagada” e “insostenible”.
Aunque la OIM ayuda a reubicarlos en países inmigrantes, no es suficiente: los que no son asistidos por la Organización deben salir por su cuenta y un pasaje de avión cuesta alrededor de los 20.000 pesos argentinos. En caso de no poder pagarlo, los migrantes deben realizar un trayecto que dura entre 15 y 20 días por distintos países limítrofes.
La distribución no es equitativa. La mayoría vive en la ciudad de Buenos Aires y alrededores, donde abundan oportunidades laborales y viviendas de bajo costo. Los trabajos que consiguen, sin embargo, no coinciden con sus títulos profesionales. Según residentes de la zona de Recoleta, es normal encontrarse con venezolanos trabajando de meseros, mozos, en kioscos o supermercados.
El trato que reciben
La recepción del argentino es diferente entre los recién llegados. Unos sostienen que fueron discriminados y excluidos. Para ellos, el argentino tiene un “mal concepto del venezolano” y los miran “como si fuera un pobre que viene a ocupar lugar”. Según ellos creen que el venezolano está “desesperado” por trabajar y “agarran cualquier trabajo que les venga porque tienen necesidad”. La Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) confirmó mediante un estudio que el 67% de los que llegan tienen títulos profesionales.
Otros, en cambio, están agradecidos: “Las personas son cálidas y amables y nunca te vas a sentir mal”, dice una joven. “Jamás me discriminaron. He conseguido ayuda de todos lados”, agregó un hombre. “El argentino es muy abierto para con el que llega”
El cambio
El choque cultural es grande. Todos afirman que los modismos y significados argentinos son muy diferentes a los suyos y lleva un tiempo aprenderlos. Además, es el clima lo que más extrañan. “Allá llueve o no llueve, acá el verano es horrible y el invierno es horrible”, constató entre risas una joven. Además, es “muy fuerte” ver las góndolas llenas de lado a lado. “Salir de Venezuela me pegó en el orgullo”, concluyó una mujer.
Argentina es un mundo totalmente distinto. Cuatro estaciones a las que cuesta acostumbrarse, góndolas de supermercados llenas, transporte público barato y funcional, delincuencia baja y oportunidades laborales. Algunos prefieren quedarse en el pasado. Otros ya miran al futuro. Creen en una nueva oportunidad de hacer las cosas bien y recuperar lo que perdieron. Y su horizonte, muy lejano para muchos pero todavía posible para otros, es volver a la patria que les soltó la mano y de la que tuvieron que escapar, dejando una historia truncada.
La documentación
La Untref revela en un estudio que la mitad de los venezolanos radicados en la Argentina cuenta con Documento Nacional de Identidad argentino. También aclararon que tan solo el 3,1% es ciudadano argentino. En promedio, el documento argentino lleva tres o cuatro meses para hacerlo. Pero el gobierno venezolano está poniendo cada vez más trabas, por lo que pueden llegar a demorar entre 8 y 9 meses.
Argentina es uno de los países con menor tiempo de espera y trámites para conseguir la documentación. Se ha impuesto también una regulación especial para los venezolanos, de manera que puedan hacer su vida más fácil a partir de la obtención de su documento.
El recuerdo
Al hablar de Venezuela, un atisbo de tristeza se ve en sus caras. Las lágrimas asoman pronto, visibilizando la nostalgia. Para ellos, volver sería lo ideal, pero no ven el retorno como algo cercano. Extrañan, más que todo, el clima. Pero admiten que, socialmente, el país está perdido. No les queda otra opción más que empezar de cero. Es aún más difícil para quienes vienen con familia, porque tienen alguien a quien mantener, además de ellos mismos, alguien que se quedó muy pronto sin futuro.
Todas estas personas se convierten en símbolos de una gran cantidad de venezolanos que han llegado al país. La emigración de Venezuela aumentó en un 900 por ciento, y todavía continúa día a día. Argentina los recibe, les facilita la documentación y los ayuda. La crisis de Venezuela, dicen los venezolanos, es culpa de la gente que sigue esperando soluciones milagrosas de un Estado colapsado.
La crisis tiene todavía un largo camino por recorrer, pero la Argentina, al menos en este ámbito, va por buen rumbo.
SANTIAGO BASSO é estudante de jornalismo e participa do “Jornalismo sem Fronteiras”, que leva jornalistas e estudantes de comunicação a Buenos Aires para um mergulho de 10 dias no trabalho de correspondente internacional.[:en]Alrededor de 57.000 personas llegaron a la Argentina en 2017. Muchos argentinos, ajenos a la problemática que viven en Venezuela, los tildan de vagos y “ocupas”. Otros, ignorantes sobre lo que sucede, alegan que en Argentina existe una crisis nacional que destruirá al país, y a su futuro. Para los venezolanos que llegan, en cambio, Argentina es, según sus propias palabras, un paraíso.
Inmigrantes venezolanos establecidos en Argentina definen al país como un “paraíso” comparado a Venezuela, donde pueden desarrollarse y “dar lo que tienen” y no quedarse estancados en la situación “denigrante” de su país, según sus propias declaraciones.
De acuerdo a la Organización Internacional de Migraciones (OIM), el número de inmigrantes aumentó de 89.000 a 800.000 en dos años, un incremento del 900%. Sus habitantes definen la crisis como “una cagada” e “insostenible”.
Aunque la OIM ayuda a reubicarlos en países inmigrantes, no es suficiente: los que no son asistidos por la Organización deben salir por su cuenta y un pasaje de avión cuesta alrededor de los 20.000 pesos argentinos. En caso de no poder pagarlo, los migrantes deben realizar un trayecto que dura entre 15 y 20 días por distintos países limítrofes.
La distribución no es equitativa. La mayoría vive en la ciudad de Buenos Aires y alrededores, donde abundan oportunidades laborales y viviendas de bajo costo. Los trabajos que consiguen, sin embargo, no coinciden con sus títulos profesionales. Según residentes de la zona de Recoleta, es normal encontrarse con venezolanos trabajando de meseros, mozos, en kioscos o supermercados.
El trato que reciben
La recepción del argentino es diferente entre los recién llegados. Unos sostienen que fueron discriminados y excluidos. Para ellos, el argentino tiene un “mal concepto del venezolano” y los miran “como si fuera un pobre que viene a ocupar lugar”. Según ellos creen que el venezolano está “desesperado” por trabajar y “agarran cualquier trabajo que les venga porque tienen necesidad”. La Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) confirmó mediante un estudio que el 67% de los que llegan tienen títulos profesionales.
Otros, en cambio, están agradecidos: “Las personas son cálidas y amables y nunca te vas a sentir mal”, dice una joven. “Jamás me discriminaron. He conseguido ayuda de todos lados”, agregó un hombre. “El argentino es muy abierto para con el que llega”
El cambio
El choque cultural es grande. Todos afirman que los modismos y significados argentinos son muy diferentes a los suyos y lleva un tiempo aprenderlos. Además, es el clima lo que más extrañan. “Allá llueve o no llueve, acá el verano es horrible y el invierno es horrible”, constató entre risas una joven. Además, es “muy fuerte” ver las góndolas llenas de lado a lado. “Salir de Venezuela me pegó en el orgullo”, concluyó una mujer.
Argentina es un mundo totalmente distinto. Cuatro estaciones a las que cuesta acostumbrarse, góndolas de supermercados llenas, transporte público barato y funcional, delincuencia baja y oportunidades laborales. Algunos prefieren quedarse en el pasado. Otros ya miran al futuro. Creen en una nueva oportunidad de hacer las cosas bien y recuperar lo que perdieron. Y su horizonte, muy lejano para muchos pero todavía posible para otros, es volver a la patria que les soltó la mano y de la que tuvieron que escapar, dejando una historia truncada.
La documentación
La Untref revela en un estudio que la mitad de los venezolanos radicados en la Argentina cuenta con Documento Nacional de Identidad argentino. También aclararon que tan solo el 3,1% es ciudadano argentino. En promedio, el documento argentino lleva tres o cuatro meses para hacerlo. Pero el gobierno venezolano está poniendo cada vez más trabas, por lo que pueden llegar a demorar entre 8 y 9 meses.
Argentina es uno de los países con menor tiempo de espera y trámites para conseguir la documentación. Se ha impuesto también una regulación especial para los venezolanos, de manera que puedan hacer su vida más fácil a partir de la obtención de su documento.
El recuerdo
Al hablar de Venezuela, un atisbo de tristeza se ve en sus caras. Las lágrimas asoman pronto, visibilizando la nostalgia. Para ellos, volver sería lo ideal, pero no ven el retorno como algo cercano. Extrañan, más que todo, el clima. Pero admiten que, socialmente, el país está perdido. No les queda otra opción más que empezar de cero. Es aún más difícil para quienes vienen con familia, porque tienen alguien a quien mantener, además de ellos mismos, alguien que se quedó muy pronto sin futuro.
Todas estas personas se convierten en símbolos de una gran cantidad de venezolanos que han llegado al país. La emigración de Venezuela aumentó en un 900 por ciento, y todavía continúa día a día. Argentina los recibe, les facilita la documentación y los ayuda. La crisis de Venezuela, dicen los venezolanos, es culpa de la gente que sigue esperando soluciones milagrosas de un Estado colapsado.
La crisis tiene todavía un largo camino por recorrer, pero la Argentina, al menos en este ámbito, va por buen rumbo.
SANTIAGO BASSO é estudante de jornalismo e participa do “Jornalismo sem Fronteiras”, que leva jornalistas e estudantes de comunicação a Buenos Aires para um mergulho de 10 dias no trabalho de correspondente internacional.[:]
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