MALU MÕES BUENOS AIRES Crédito: Malu Mões Uma redação imensa, cheia de pessoas e com…
El comienzo
MELISA REINHOLD, DE BUENOS AIRES
Unas campanas comienzan a sonar armoniosamente. Clin, clin. Clin, clin.
– Esas campanas son una tradición. Avisan que es la hora de que se junten los jefes de redacción a elegir la tapa del diario de mañana. Empezó en el New York Times y nosotros lo trajimos acá – Cuenta entre risas Hernán Cappiello, jefe de la carrera de periodismo en la Universidad Católica Argentina y redactor del diario La Nación.
La sala se llena rápidamente. Nadie llega tarde a esa reunión. Comienzan con un relevamiento de las notas más leídas del diario digital: “Mundial Rusia 2018: por qué los argentinos amamos a Uruguay y ese amor no es correspondido”. Se sueltan algunas carcajadas al leer el título, los argentinos presentes bien sabemos de esa relación conflictiva de amor-odio.
Cada jefe de redacción empieza a aportar los temas que tienen para el día siguiente. Willy recorre buenos aires, a quién enterrarías en un cementerio para vivos, las empresas de Cristina, que quieren aumentar diputados, la ley Justina, el rescate de los chicos tailandeses. Cuando ya todos dieron su aporte deliberan. Cristina debería estar en tapa, pero no es lo más importante. Lo de Justina no es nuevo, ya se habló mucho, pero sí, no se puede no abrir con la ley. Bueno, entonces esta va primera y esta segunda abajo a la derecha.
No fueron más de 30 minutos que ya está todo deliberado. Son las tres y media de la tarde y todavía faltan unas siete horas para que finalmente envíen la versión final y las bobinas comiencen a ponerse en funcionamiento para enviar en aviones y camiones el diario para los lectores del día siguiente.
– Igual hoy, como ya sabrán, cada vez se vende menos. Yo prefiero salir a las 9 de la mañana del diario digital que me publiquen en el papel. En digital tengo un millón y medio de visitas y, un domingo, con toda la furia me leen 300.000- Acota Cappiello.
Que los medios cambiaron es novedad. El día se trato un poco de eso también. Primero fue una charla de periodismo de datos. Cómo con una appi seguir en vivo los barcos de búsqueda del ARA San Juan o cómo clasificar durante dos años los audios de la denuncia del fiscal Nisman a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner. Geolocalizaciones, infografías interactivas y un montón de herramientas que se utilizan en el último tiempo que hacia un par de años atrás eran impensadas, pero que vinieron a reinventar el periodismo.
Sin embargo, el periodismo no cambió solo en las gráficas. También vino a revolucionar la industria televisiva. Por eso, la segunda charla fue cómo convertirse en periodistas profesionales con un teléfono y un par de herramientas chiquititas que se pueden llevar en una mochila y que tienen una calidad de hasta 4K de resolución. Con el grupo de estudiantes brasileros nos íbamos turnando con todas esas herramientas mientras se soltaban varias carcajadas en la práctica. Entrevistas de argentino a brasileros, de brasileros a brasileros, con celulares, con trípodes extraños y micrófonos inalábricos.
La jornada terminó con un vídeo editado con los vídeos y entrevistas realizadas. Así, en un ratito y con un celular. También terminé conociendo a un montón de gente nueva, que incluso para mí es más valioso que todo lo demás.
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